¿Por qué gratis?

"No hemos usado de este derecho". —Pablo

Conoce a mi amigo Acacio de Guinea Ecuatorial.

Tenía una mente brillante, rica en conocimientos culturales y lingüísticos de su lengua materna fang. Habría dominado los idiomas bíblicos, pero cuando estaba en el seminario no se ofrecían en ningún lugar del país. Murió deseando saber hebreo.

Estamos de acuerdo con la Alianza de Copenhague en que la Iglesia global necesita recursos bíblicos gratuitos sin trabas por el copyright de “todos los derechos reservados”. La Palabra de Dios y los idiomas en los que fue escrita nos fueron dados, ¡así que, a su vez, démoslos a otros! Creemos que así como alguien no debería tener que pagar para escuchar o leer el evangelio en su propio idioma, tampoco debería tener que pagar para leer el evangelio en el idioma original. Jesús dijo: “De gracia recibisteis; dad de gracia” (Mateo 10:8). Pablo no cobraba dinero para que las personas tuvieran acceso o copiaran sus cartas, ni se sentía cómodo para ganarse la vida como uno andando “negociando con el mensaje de Dios” (2a Corintios 2:17) o incluso ser percibido como alguien que tomaba “la piedad como fuente de ganancia” (1a Timoteo 6:5).
 
Pablo escribió en 2a de Corintios 11:7: “¿Será que hice mal en anunciarles el evangelio de Dios sin cobrarles nada, humillándome yo para enaltecerlos a ustedes?” Continuó escribiendo: “Les he quitado su dinero a otras iglesias, al aceptar que ellos me pagaran para poder servirles a ustedes. Y cuando estando entre ustedes necesité algo, nunca fui una carga para ninguno; pues los hermanos que llegaron de Macedonia me dieron lo que necesitaba. Procuré no ser una carga para ustedes, y así seguiré haciéndolo”.
 
Si bien Pablo reconoció la libertad en Cristo para ganar un salario digno como obrero del evangelio, él personalmente renunció a ese derecho: “Así que, si nosotros hemos sembrado en ustedes una semilla espiritual, no es mucho pedir que cosechemos de ustedes algo de lo material. Si otros tienen este derecho sobre ustedes, con mayor razón nosotros. Pero no hemos hecho uso de tal derecho, y hemos venido soportándolo todo por no estorbar el anuncio del evangelio de Cristo” (1a Corintios 9:11- 12).

Hambre y vulnerabilidad

Para la mayoría de la Iglesia global es imposible aprender lenguas bíblicas debido a que los recursos requeridos para aprender y estudiar están en inglés, encerrados por derechos de autor, y caros. La ignorancia relacionada con los idiomas bíblicos puede llevar a la hambruna teológica, y deja a las iglesias vulnerables frente a herejías, falsas enseñanzas, tendencias dañinas, falta de madurez espiritual, y un descuido general en la interpretación de la Palabra. Sin acceso a los recursos, la Iglesia permanecerá sujeta a caprichos y opiniones del hombre, “llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Ef. 4:14). Sin los idiomas, los líderes de la Iglesia serán siempre líderes de segunda clase, dependientes de comentarios, vídeos cuestionables de YouTube y de cualquier predicador que vean en la televisión. Los cristianos del mundo en desarrollo son sinceros y están deseando aprender y crecer, pero muchos de nosotros, en el rico y amurallado jardín del Oeste hemos estado indecisos de desprendernos de los recursos y compartirlos sacrificadamente, incluso si hiere nuestro orgullo o nuestro bolsillo. Otros simplemente no han pensado estratégicamente cómo pueden seguir el modelo de Pablo, y dar lo máximo posible. Muchos simplemente no son conscientes de la necesidad, del problema, y de la mejor forma de solucionarlo.

Un camino a seguir

Estamos convencidos de que si queremos ser radicalmente generosos con nuestros recursos dados por Dios y equipar exponencialmente a toda la Iglesia global con los lenguajes bíblicos, todo el contenido que generamos debe…

  • ser liberado bajo una de las siguientes licencias: CC0 / Dominio público, CC BY, o CC BY-SA. Esto otorga la libertad irrevocable para acceder, revisar, traducir, reutilizar, redistribuir, publicar y utilizar los recursos sin obstáculos, remuneración, o la necesidad de licencias personalizadas.
  • ser de acceso público.
  • almacenarse en un formato y en un lugar que admita la conversión a otros formatos para facilitar la máxima distribución.

¿Existe algo como la "propiedad intelectual"?


Creemos que la idea de “propiedad intelectual” no se encuentra en la Biblia ni en la ley natural.  Algunos de los más grandes pensadores cristianos de nuestro tiempo han desafiado la idea de “propiedad intelectual” aquí y aquí en inglés (lea también una perspectiva secular aquí).  Como escribe Owens en su libro El principio de Dorean:

Una visión bíblica de la ley natural deslegitima toda la noción de propiedad intelectual…  el advenimiento relativamente reciente de las regulaciones de derechos de autor demuestra su naturaleza como invenciones puramente humanas.⁠ Si fueran codificaciones de un principio divino, uno esperaría que tales estatutos aparecieran antes en la historia humana.  Además, mientras que la mayoría de las leyes relevantes protegen la propiedad material a perpetuidad, la protección de los derechos de autor que ofrecen los gobiernos es, en todas las circunstancias excepto en algunas, temporal.  Esto constituye una concesión implícita de que la “propiedad intelectual” no es propiedad en el sentido más verdadero.  El hecho de que algunas de estas protecciones duren veinte años y otras más de toda la vida dan testimonio de la naturaleza arbitraria de la ley de propiedad intelectual.  Con la propiedad material, una violación del octavo mandamiento (no robarás) resulta en una pérdida directa para otra persona.  En el caso de la propiedad intelectual, la copia y el uso no deseados de una obra publicada solo pueden contabilizarse como una pérdida al estimar el potencial de una idea para generar ganancias.  En palabras de Thomas Jefferson:

Si la naturaleza ha hecho una cosa menos susceptible que todas las demás a la propiedad exclusiva, es la acción del poder pensante llamado idea, que un individuo puede poseer exclusivamente mientras se la guarde para sí mismo;  pero en el momento en que  es divulgada, forzosamente pasa a ser posesión de todos, y el receptor no puede por si mismo  desposeerse de ella.  Su carácter peculiar, también, es que nadie posee menos, porque todos los demás poseen todo.  El que de mí recibe una idea, recibe él mismo la instrucción sin menoscabar la mía;  como quien enciende su vela en la mía, recibe luz sin oscurecerme.  Que las ideas se propaguen libremente de unos a otros por todo el globo, para la instrucción moral y recíproca del hombre, y el mejoramiento de su condición, parece haber sido diseñado peculiar y benevolentemente por la naturaleza, cuando las hizo, como el fuego, expansible sobre todo espacio, sin disminuir su densidad en ningún punto, y como el aire en que respiramos, nos movemos y tenemos nuestro ser físico, incapaz de confinamiento o apropiación exclusiva.

Así como los cristianos están llamados a resistir cualquier gobierno que contradiga la palabra de Dios y redefina algo como el matrimonio, debemos resistir la categoría no bíblica de “propiedad intelectual” y la noción y práctica de “derechos de autor”.  Esto puede significar que algunos cristianos perderán dinero e incluso se empobrecerán, pero esos son exactamente el tipo de personas que entrarán en el reino de los cielos (Lucas 6:20).

En resumen, esto es lo que sabemos:

  • La ley de derechos de autor no existió en toda la historia de la humanidad hasta 1710.
  • La idea de la propiedad intelectual o la ley de derechos de autor no se encuentra en ninguna parte de la Biblia.
  • La propia Escritura nunca fue objeto de derechos de autor por parte de sus autores o del Autor. Si esto hubiera sido importante para Dios, habría revelado su importancia y guiado providencialmente a los gobiernos humanos a promulgar leyes de derechos de autor mucho antes de que las Escrituras comenzaran a circular.
  • Que sepamos, nadie ha escrito nunca una defensa bíblica completa y sólida de la propiedad intelectual y la ley de derechos de autor. Hasta que eso ocurra, debe asumirse que no existe ninguna defensa bíblica. Los cristianos a lo largo de la historia han escrito miles de defensas de casi todas las minucias que se puedan imaginar, pero nunca sobre esto, lo que lo hace sospechoso. Sinceramente, nos encantaría que alguien emprendiera esta tarea si se toma en serio el demostrar que el copyright es un principio bíblico.
  • Los derechos de autor obstaculizan, en lugar de ayudar, al crecimiento de la Iglesia, la difusión del evangelio y la traducción de la Biblia (véase The Christian Commons -en ignlés- para ver ejemplos de esto).
  • Si quieres que una idea permanezca únicamente en tu posesión, Dios ya ha proporcionado una manera perfecta de hacerlo: no hablar nunca de ella a nadie. Guarda el secreto.

El modelo “Copyright, todos los derechos reservados” no logra distinguir a la Iglesia del mundo mediante una generosidad radical que refleje el evangelio. Así que animamos a otros que se dedican a crear recursos bíblicos y materiales de formación a seguir un nuevo paradigma y publicar todo como Dominio Público, Creative Commons, o alguna otra licencia de Acceso Abierto que se haya adaptado a su país. Incluso naciones seculares como Suiza están exigiendo ahora que toda la investigación académica financiada con subvenciones se publique como Acceso Abierto. Y creemos que sería trágico que la Iglesia no fuera tan generosa como las instituciones laicas. Incluso Elon Musk ha cedido generosamente su “propiedad intelectual”: puede ver el vídeo que aparece a continuación (poniendo los subtítulos en español) para escuchar su filosofía sobre el tema, que coincide con la nuestra. Creemos que este es el camino hacia una alegría increíble.

Pero, ¿el trabajo no es digno de ser pagado?

La cuestión de la que hablamos no es si un trabajador es digno de su comida. Todos estamos de acuerdo en que no se debe poner bozal a un buey mientras pisa el grano. Eso es evidente. Todos necesitamos comer y pagar las facturas. Por supuesto que los ministros del Evangelio deben tener lo suficiente para comer y alimentar a sus hijos. Pero lo que nos interesa es cómo podemos honrar el mandato de Jesús en Mateo 10:8 de dar libremente, y al mismo tiempo poder pagar las cuentas. Una de las cuestiones clave que hay que entender es que el trabajador es digno de recibir el salario del Señor de la cosecha. Eso es totalmente diferente a cobrarle a la propia mies dinero por nuestro trabajo. Así que el principio bíblico en Mateo 10 es que nuestro sustento debe ser provisto por Dios, a través de su pueblo que apoya libremente el ministerio del Evangelio por obligación y gratitud a Dios, no por un sentido de obligación hacia nosotros. Simplemente confiamos en el Señor de la mies para que nos provea y haga nuestro trabajo. No debemos decir: “Tal vez el Señor de la mies no me pague mi salario ni me provea el alimento que necesito, así que ahora cobraré a la gente por el trabajo ministerial que hago para Él”. Peor aún, no debemos decir: “El Señor de la mies no me está dando un salario lo suficientemente alto, así que permítanme tomar el dinero que me da y también exigir el pago de las personas que me envió a bendecir.” El ministerio del Evangelio debe ser apoyado, no vendido. Lo que significa que la enseñanza del lenguaje bíblico debe ser apoyada, no vendida.

Explorar más lejos

Para obtener una justificación más sólida y extensa de lo que hemos dicho hasta ahora, por favor lea este libro gratuito en inglés de Conley Owens: El principio de Dorean: una respuesta bíblica a la comercialización del cristianismo. También asegúrese de leer este importante artículo y The Christian Commons por Tim Jore.  The Christian Commons book cover

 

Ambos son 100% gratuitos. Para aquellos que quieran un tratamiento más breve de este tema, hemos recopilado uno en este documento (pronto 

traducido al español). También puedes escuchar el resumen del artículo de Andrew en su podcast.

Además, no te pierdas la serie de podcasts de tres partes que Andrew ha realizado sobre el principio dórico y todo lo relacionado con la comercialización del cristianismo (en inglés):

Sus líderes dan juicio por soborno;  sus sacerdotes enseñan por un precio;  sus profetas practican la adivinación por dinero;  sin embargo, se apoyan en YHWH y dicen: “¿No está YHWH en medio de nosotros?  No nos sobrevendrá calamidad alguna”.  —Miqueas 3:11