¿Por qué el hebreo?

Aprender hebreo es solo para académicos profesionales, ¿verdad?

Para la mayoría de las personas, aprender los idiomas bíblicos es como convertirse en sacerdotes, algo que nunca imaginarían hacer, pero saben que algunas personas se sienten llamadas de esa manera. En otras palabras, la mayoría de la gente piensa que aprender griego y hebreo NO es para el hombre común. A lo largo de los años, la gente incluso ha comenzado a pensar que los pastores realmente no necesitan estudiar los lenguajes bíblicos.

La pregunta que quiero hacer es: ¿cómo llegamos a este punto de la historia en el que pensamos que los lenguajes bíblicos son solo algo para las élites espirituales y los eruditos? Tres razones principales: 1) metodología intimidante, 2) tecnología insuficiente, 3) costo. Analicemos estos uno por uno:

  1. Desde la Edad Media, la mayoría de la gente ha enseñado hebreo con lo que se llama el “método gramatical”. Este método trata el lenguaje más como un código que tienes que aprender a descifrar, en lugar de algo que usas y disfrutas. Con este método, se le presentan rápidamente paradigmas complicados que debe aprender a través de la memorización. En muchos sentidos, se siente como hacer matemáticas. En otras palabras, no se parece en nada a la forma en que aprendiste a hablar tu lengua materna cuando eras niño. Para la mayoría de la gente es demasiado intimidante, por lo que se lo dejan a los “profesionales”.
  2. Por tecnología insuficiente me refiero a que durante siglos no ha habido forma de que una persona pueda enseñar a millones de personas (como se puede hacer hoy en YouTube). Podría imprimir un libro que enseñe a la gente, pero debido al factor de intimidación, la mayoría de la gente no compraría su libro y, si lo hiciera, no terminaría usándolo. Los idiomas se aprenden mejor con un profesor que te muestre cómo usar el idioma, de modo que lo escuches mucho, veas el contexto en el que se usa y te familiarices con su funcionamiento. Simplemente no puedes hacer eso con un libro de texto. Además de ese problema, los libros atraen a culturas orientadas a la lectura, no a culturas orales. Y el 70% de las culturas del mundo son orales. Eso significa que la gran mayoría de los cristianos del mundo no provienen de una cultura que esté acostumbrada a aprender cosas de los libros. Jesús vivía en una cultura oral, por eso pasaba tanto tiempo hablando con la gente en lugar de repartir libros.
  3. Solo en los últimos 150 años los libros se han vuelto asequibles para las personas normales que viven en culturas alfabetizadas como el occidente. Pero en la mayor parte del resto del mundo, los libros tienden a ser inasequibles para la persona promedia. Si ahorran para un libro, comprarán algo que no sea intimidante (exactamente, no una gramática hebrea). Y lo que es peor: los libros de texto en hebreo tienden a ser mucho más caros que otros libros y casi nunca se traducen a otros idiomas fuera del occidente. ¿Por qué? ¡Porque los libros no se venden bien en las culturas orales! Así que la mayoría de la Iglesia se queda sin opción para aprender hebreo porque son demasiado pobres, no saben inglés y no crecieron en una cultura orientada a la lectura. No sé que piensas, pero esa situación parece un poco injusta.

Abrazando el futuro

Así que en Aleph with Beth estamos trabajando duro para usar la nueva tecnología que Dios nos ha dado para enseñar hebreo al mundo de una manera que les funcione. Dado que nuestros videos son audiovisuales, divertidos e inmersivos, resuenan con personas de culturas orales. El factor de intimidación ya no está. Y como son gratuitos, y siempre lo serán, no hay obstáculos de costo. Finalmente, dado que son videos monolingües, cualquier persona en cualquier grupo de personas puede aprender, sin tener que saber inglés.

En realidad, aprender idiomas es normal

Ahora vivimos en un mundo donde aprender idiomas es normal. Hay cientos de millones de usuarios activos solo en Duolingo, una de las aplicaciones de aprendizaje de idiomas más populares. La mayoría de las personas en el mundo tienen que usar dos o más idiomas en su vida diaria y están acostumbradas a aprender nuevos idiomas. Aprender un nuevo idioma es como aprender muchas otras habilidades que la gente hace todo el tiempo. Incluso Jesús y Pablo sabían más de un idioma.

Tocar un instrumento es una habilidad difícil de dominar, al igual que un idioma, pero millones de personas normales todavía aprenden en todo el mundo. Entonces, si las personas pasan tanto tiempo aprendiendo instrumentos y otros idiomas, ¿por qué no pueden aprender griego y hebreo? ¡Es totalmente posible si nos ayudamos unos a otros y hacemos que la enseñanza de calidad esté disponible de forma gratuita!

Ya no vivimos en la Edad Media

La tecnología que ahorra tiempo permite que más personas que nunca aprendan cosas nuevas. La educación era un lujo para las personas de la Edad Media, pero ahora es posible para más personas que nunca. Cada año se gastarán miles de billones de horas de tiempo libre en algo. ¿Por qué no pasarlo aprendiendo los idiomas de la Biblia?

Todos sabemos que se supone que debemos “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Ped. 3:18). Entonces, ¿por qué no puede formar parte del objetivo de crecer en ese conocimiento aprender los idiomas de la Biblia para poder estudiarla mejor y ver más de Jesús?

Algunas GRANDES razones

Vivimos en un mundo cada vez más hostil a la Biblia. La enseñanza falsa es una amenaza mayor que nunca debido al internet. Aquellos que no tienen acceso a los idiomas originales terminan siendo vulnerables a las enseñanzas falsas y a aquellos que desafían la confiabilidad de la Biblia.

¿Qué pasaría si vieras un video en línea de un hombre predicando esto: “He mirado el hebreo original y dice que nuestra salvación se basa en la cantidad de dinero que damos!” ¿Deberías creerle? Probablemente esté predicando con autoridad convincente, vestido de un traje elegante en una iglesia enorme con miles de personas diciendo: “¡Amén!” ¿Cómo podemos explicarles a los demás por qué se equivoca? Simplemente no podemos, porque no sabemos hebreo. Así que no podemos confrontarlo por la mentira que está predicando, y no podemos hablar con autoridad para advertir a nuestro hermano o hermana.

Aquí está la cuestión: cuanta más gente aprenda los idiomas bíblicos, menos falsos maestros podrán engañarlos. Jesús dijo: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15). Y Pablo advirtió: “Sé que después de mi partida entrarán entre vosotros lobos feroces, que no perdonarán al rebaño” (Hechos 20:29). ¿Qué haces cuando ves lobos a punto de devorar ovejas? Usas un arma. El conocimiento del griego y el hebreo es una de las armas más poderosas para defender a las personas contra los lobos feroces. Pero, ¿qué pasa si solo hay una persona en toda su iglesia que tiene esa arma? ¿Y si no está cuando lleguen los lobos? Cuantas más personas estén armadas en el Cuerpo de Cristo, menos posibilidades tendrán los lobos de devastar a nuestros hermanos y hermanas. Si sabemos que “el diablo ronda como león rugiente, buscando a quien devorar” (1a Pedro 5:8) debemos armarnos con la Verdad. Y cuando hacemos el esfuerzo de aprender los lenguajes bíblicos, podemos extraer con certeza los tesoros de la verdad de Dios.

Una nueva normalidad

Pensemos en otra cosa. Los cristianos pasan mucho tiempo leyendo y escuchando las opiniones de otras personas sobre Dios. Van a conferencias, compran muchos libros y pasan horas discutiendo con otros sobre qué traducción usar. Si, en cambio, dedicaran todo ese tiempo y energía a aprender los idiomas bíblicos, tendrían las herramientas para ejercitar más discernimiento con humildad, y sabrían cómo alimentarse mejor espiritualmente, en lugar de estar indefensos sin otros que los alimenten.

Todos conocemos el dicho de que es mejor enseñar a pescar a alguien que darle un pescado. ¿Qué pasaría si los cristianos dedicaran su tiempo a ayudar a otros a aprender los idiomas bíblicos de forma gratuita, en lugar de simplemente contarles todos los grandes conocimientos que obtuvieron al conocer los idiomas bíblicos? Nuestras iglesias crecerían mucho más profundamente, la gente podría responsabilizar a sus líderes de la sana doctrina, los padres podrían enseñar mejor a sus hijos y menos personas “se desviarían hacia los mitos” (2a Timoteo 4:4). Comencemos un movimiento para hacer de esto la nueva normalidad. ¡Con Dios todo es posible!

Teología real

Un tipo llamado Bitzer dijo una vez: “¡Cuanto más se separa un teólogo del texto básico hebreo y griego de la Sagrada Escritura, más se separa de la fuente de la teología real! Y la teología real es la base de un ministerio fructífero y bendecido”. Todos necesitamos teología real, y todos estamos llamados a nuestro propio ministerio fructífero como parte del Cuerpo de Cristo. ¡Ayudémonos unos a otros a conseguir las herramientas que necesitamos para hacerlo bien!

Así que comprometámonos a hacer algo radical: dejemos de criticar las traducciones de la Biblia, dejemos de criticar a las personas que no saben mucho de teología o no estén de acuerdo con nuestra teología, dejemos de criticar otras denominaciones, y usemos toda esa energía y tiempo para aprender los idiomas de las Escrituras. Y hagámoslo con humildad, y “ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente” (Romanos 12:10).

Anima a otros

Quiero decirles algo a aquellos de ustedes que nunca aprenderán griego o hebreo por una razón u otra. ¡Animen a los que están aprendiendo! ¡Anímenlos! ¡No se burlen de ellos ni les digan que no importa! Cuando traigan una Biblia hebrea a la iglesia, ¡no hagan una broma al respecto! Nuestros corazones están tan tentados a desanimar a aquellos que tienen dones diferentes o que han tenido oportunidades que desearíamos tener. Resistan esa tentación y, en cambio, recuérdenles a los que están aprendiendo lo importante que es.

Y esto se extiende a la Iglesia global. ¡Hagamos todo lo posible para animar a nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo a aprender y crecer! Incluso si tenemos que dar sacrificialmente para que sea posible para ellos, asegurémonos de que tengan las mismas oportunidades que nosotros.

Hay una cita de Martín Lutero que me ha perseguido durante años:

Es un pecado y una vergüenza no conocer nuestro propio libro o comprender el discurso y las palabras de nuestro Dios; es un pecado y una pérdida aún mayor que no estudiemos idiomas, especialmente en estos días en que Dios nos ofrece y nos da hombres y libros y todas las facilidades e incentivos para este estudio, y desea que su Biblia sea un libro abierto. ¡Oh, qué felices habrían sido los queridos padres [de la iglesia] si tuvieran nuestra oportunidad de estudiar los idiomas y venir así preparados a las Sagradas Escrituras! ¡Qué gran trabajo y esfuerzo les costó recoger algunas migajas, mientras nosotros con la mitad del trabajo, sí, casi sin trabajo alguno, podemos adquirir el pan entero! Oh, cómo su esfuerzo avergüenza nuestra indolencia.

Que Dios nos rescate de la indolencia y nos inspire a elevar el listón, para nuestro gozo y Su gloria.